Sí amig@s. Tenemos nuestra propia "vieja del visillo" en el edificio. Se llama Goya y tiene aterrorizado-agotado al vecindario.
Con un nombre así, parece lógico que esta buena mujer dedique la mayor parte de su tiempo a la observación empírica del mundo que la rodea. Al fin y al cabo, es lo que hacía nuestro ilustre pintor para después reflejarlo en sus cuadros. Pero claro, debe ser que como lo de "nuestra" Goya no es apellido sino nombre, y además presumo que viene de Gregoria, ella no se dedica exactamente a la pintura.
Observa , sí...pero lejos de reflejarlo en lienzos, se dedica a cascárselo a cualquier vecino en cuanto tiene ocasión.
A mí no me tiene todavía del todo fichada, así que si me ve fuera del portal le cuesta reconocerme. Hace unos meses en el ascensor me preguntó que dónde vivía y que a qué me dedicaba. Le extrañó verme por la mañana sin trabajar y no se cortó en preguntar mi horario laboral.
Otra de sus aficiones favoritas es joder a la chica que viene a limpiar el portal. Según esta muchacha, Goya le sacude todo lo sacudible que tenga en casa en el descansillo y escalera justo después de que ella haya pasado fregando. De esta manera cree tener pruebas de su tema de conversación favorito: "la de la limpieza no limpia nada, está todo hecho un asco". Es la retahila que repite una y otra vez a cada vecino que se cruza. Hace poco se lo decía al argentino que vive enfrente. Creí morir cuando escucho que le dice "claro, como es extranjera..." ¡¡¡Al argentino!!!! Éste bastante airado contestó : ¿¿y qué si es extranjera?? ¿a ver que española quiere limpiar el portal por lo que les pagan? ¡¡así les va a ustedes en este país!! y le cerró la puerta en las narices literalmente. (como veis, algo de la Goya se me está pegando...)
Debo añadir en su defensa (en la del argentino digo) que hubo una temporada que Goya, cansada de llamar a mi puerta y no obtener respuesta, encontró asilo en casa del argentino y todas las mañanas se le colocaba en casa dispuesta a charlar sobre lo divino y lo humano. Poco duró el tema porque creo que el argentino pasó de la compasión al hartazgo y se acabaron las visitas.
Su otra gran afición además del cotilleo es el pequeño hurto. Sí, querid@s, Goya es una mangui.Tras una ausencia prolongada de nuestro domicilio, Ana observó atónita a su vuelta que el felpudo que arropaba al visitante de nuestro hogar, había desaparecido sin dejar rastro. Hasta ahí todo lógico viviendo en Madrid. Ahora bien, no sé muy bien impulsada por qué instinto, Ana decidió subir la escalera a plantas superiores y adivinad dónde encontró nuestro felpudo. Lo que pasa es que es buena, y en lugar de cogerlo y bajarlo de vuelta, se limitó a contármelo ojiplática y a comprar otro para nuestra puerta.
En fin, todo portal tiene su cotilla. Donde vivía antes teníamos a la Mari y ahora tenemos a la Goya, es algo intrínseco a las comunidades de vecinos.
En el fondo, sinceramente, me da pena esta señora porque creo que lo que se esconde detrás de su afán chismoso es un gran problema de soledad e incomunicación.