Como ya le dije ayer a Hormiga, soy detallista, lo soy, para qué negarlo. Me encanta hacer regalos como ya conté en su día y sentir que acierto. En el último cumpleaños de Ana, dudé y dudé qué regalarle porque es poco amiga de los artilugios electrónicos y además el regalo en cuestión era enorme para una muñeca como la suya pero finalmente me decidí a obsequiarle con un bonito reloj con GPS para medir, cronometrar, registrar, analizar y desmenuzar cada segundo de sus carreritas.
Al principio, su cara fue un tanto decepcionante porque no parecía entender muy bien para qué tanta pantalla si era un simple reloj. Cuando le expliqué sus funciones , la cosa no mejoró mucho porque creo que no acababa de verle el interés al asunto.
Lejos de venirme abajo ante su entusiasmo desbordado, intenté venderle el reloj como si me llevase comisión por ello, hasta le puse el video promocional para que viese sus maravillas y también a la monitora que lo presenta con el fin de que el decorado colaborase en mi causa.
Total, que salió a correr y lo probó. Al volver, le ayudé a descargar la ruta en el ordenador y se quedó embobada viendo el análisis minucioso que es capaz de hacer el cacharro. Le falta decirte en qué km has estado a punto de echar el bofe o en qué papelera te has encontrado a tu vecino (momentos que si coinciden, pueden ser un horror) El resto, te lo dice todo.
Ahora lo saca con orgullo cada vez que sale y lo primero que hace al volver (después de ducharse of course) es descargar la ruta en el ordenador. Compara, revisa, analiza...