martes, 12 de abril de 2011

Desbarrando que es gerundio

     


   El viernes estuve viendo una obra de aficionados para una causa benéfica. La obra en cuestión era Cuatro corazones con freno y marcha atrás de Jardiel Poncela. Para los que desconozcan el argumento os lo resumo rápido: un científico consigue unas sales que otorgan la vida eterna a aquellos que las beben. Sin embargo, los cinco personajes que las toman, dejan de verle la gracia a la inmortalidad transcurridas unas décadas y el científico inventa otras sales que hacen que los protagonistas vayan descumpliendo años hasta el día de su nacimiento que será a la vez el momento de su muerte.
    La idea de descumplir años me resultó muy atractiva , ya no tanto por perder las empiezanaserabundantes arrugas y las cadadíatengomás canas que adornan ya mi rostro y cabeza , sino por poder volver a vivir la niñez siendo consciente de todo lo que supone dicha etapa de la vida. 
    Últimamente añoro tener un momento en el que las preocupaciones de adulto no sean el telón de fondo de mis pensamientos, la banda sonora de mi cabeza cuando me quedo en silencio, la película que veo cuando cierro los ojos. Tengo la suerte de poder vivir a diario una de las sensaciones más placenteras que he sentido en mi vida  ( y no es el orgasmo, que os veo el chiste fácil), sino el abrazarla y cerrar los ojos hasta que el sueño me vence (cosa fácil dicho sea de paso). Sin embargo, cada vez me cuesta más desligar ese momento de embriaguez de miedos y preocupaciones que ni siquiera atisbé durante mi niñez. 
    Cierto es que cuando somos niñ@s tenemos nuestros problemas y que resultan tan importantes desde el punto de vista de un mocos@ como lo pueda ser cualquiera de nuestros problemas actuales. Pero claro, ¿y si pudieramos ser niñ@s de nuevo sabiendo lo que sabemos ahora?  es decir, que el examen de gimnasia no era tan importante, que lo que te pasaba con Sandra es que estabas loca por sus huesos,que la tercera guerra mundial no estallaría (de momento) o que tu madre no iba a morir por aquellas taquicardias, ¿no sería genial?
     Añoro un poquito de paz de espíritu, un instante de felicidad plena ( y no volvamos al orgasmo, que os veo).

4 comentarios:

  1. ah, paz de espíritu... ¿qué es eso?

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  2. Tú lo has dicho. Sólo hay instantes de plena felicidad, pero valen por toda una vida. ¿Acaso no es eso la madurez? Saber disfrutar de esos momentos, saborearlos tal como vienen. Claro que hay responsabilidades y preocupaciones, pero se difuminan y casi llegan a desaparecer ante una copa de buen vino mientras ves a la persona amada que con mirada clara se acerca y te sonríe.

    Monina

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  3. arponauta: tienes razón, digamos "paz de estómago"
    monina: con ese nombre me cuesta contestarte algo serio pero te diré que me repito lo que dices cada día pero últimamente ni el vino difumina la niebla.

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  4. Hm, Jardiel Poncela....Uno de mis autores favoritos. Los ciclos de la vida son así y creo que hay que pasarlos lo más dignamente que se pueda. Yo también voy cuesta abajo con arruguicas y blanqueo cabelludo, c'est la vie....

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