martes, 26 de abril de 2011

El día que pensé que nunca llegaría


Esta es la cara que han puesto las ranas de mi cortina de baño cuando he vuelto a casa. No sé cómo tomármelo. ¿Se alegran de verme? ¿Se ríen de mi cuerpo desnudo tras los estragos causados por sobaos y cocidos montañeses? ¿Se burlan del fin de mis vacaciones? Creo que tengo un síndrome post-vacacional peor que el del verano. No quiero ir a trabajar  hoy, ¡¡¡¡¡no quero no quero no quero!!!!!!!

jueves, 14 de abril de 2011

Conducir para ver




Ayer pasé por tercera vez delante de  un cartel exactamente igual que este que, para aquellos que quieran y puedan comprobarlo, se encuentra junto al Hospital de Leganés camino a la carretera de Fuenlabrada. No he logrado hacer una foto , entre otras cosas porque hacer fotos y conducir a la vez es una habilidad que todavía se me resiste, sobre todo en estos días de campaña anti-distracción al volante.
   Me pregunto de donde sacan la pasta para contratar esta publicidad que debe valer un ojo de la cara. He buscado en su página web y me he encontrado con cosas como   esta   entre otras perlas. No tiene desperdicio, la verdad. 
   Yo de momento, clamo a Dios para que haga buen tiempo en Semana Santa, que hasta el 21 de mayo ya tendré tiempo de expiar mis pecados. Amén

martes, 12 de abril de 2011

Desbarrando que es gerundio

     


   El viernes estuve viendo una obra de aficionados para una causa benéfica. La obra en cuestión era Cuatro corazones con freno y marcha atrás de Jardiel Poncela. Para los que desconozcan el argumento os lo resumo rápido: un científico consigue unas sales que otorgan la vida eterna a aquellos que las beben. Sin embargo, los cinco personajes que las toman, dejan de verle la gracia a la inmortalidad transcurridas unas décadas y el científico inventa otras sales que hacen que los protagonistas vayan descumpliendo años hasta el día de su nacimiento que será a la vez el momento de su muerte.
    La idea de descumplir años me resultó muy atractiva , ya no tanto por perder las empiezanaserabundantes arrugas y las cadadíatengomás canas que adornan ya mi rostro y cabeza , sino por poder volver a vivir la niñez siendo consciente de todo lo que supone dicha etapa de la vida. 
    Últimamente añoro tener un momento en el que las preocupaciones de adulto no sean el telón de fondo de mis pensamientos, la banda sonora de mi cabeza cuando me quedo en silencio, la película que veo cuando cierro los ojos. Tengo la suerte de poder vivir a diario una de las sensaciones más placenteras que he sentido en mi vida  ( y no es el orgasmo, que os veo el chiste fácil), sino el abrazarla y cerrar los ojos hasta que el sueño me vence (cosa fácil dicho sea de paso). Sin embargo, cada vez me cuesta más desligar ese momento de embriaguez de miedos y preocupaciones que ni siquiera atisbé durante mi niñez. 
    Cierto es que cuando somos niñ@s tenemos nuestros problemas y que resultan tan importantes desde el punto de vista de un mocos@ como lo pueda ser cualquiera de nuestros problemas actuales. Pero claro, ¿y si pudieramos ser niñ@s de nuevo sabiendo lo que sabemos ahora?  es decir, que el examen de gimnasia no era tan importante, que lo que te pasaba con Sandra es que estabas loca por sus huesos,que la tercera guerra mundial no estallaría (de momento) o que tu madre no iba a morir por aquellas taquicardias, ¿no sería genial?
     Añoro un poquito de paz de espíritu, un instante de felicidad plena ( y no volvamos al orgasmo, que os veo).

sábado, 2 de abril de 2011

Empatía Lésbica


   Acabo de leer algo  de Candela que me ha sugerido el tema para esta entrada. Se trata de lo que yo llamo "empatía lésbica". Seguro que todas lo habéis experimentado de una u otra forma. Muchas veces, sobre todo cuando acabamos de salir del armario o ni siquiera lo hemos hecho, tendemos a creer que toda lesbiana viviente es una potencial pareja, amante o peor aún, amiga. 
Por eso, si vas por la calle y ves o crees ver alguna lesbiana "indiscutible", no hay duda de que intentarás establecer contacto visual para decir con tu mirada dos tajantes frases: "yo también" y "aquí estoy si me ajuntas". Sí, amigas, creemos que el hecho de compartir nuestra tendencia sexual con otro especimen humano es la base para cualquier tipo de relación que resultará en cualquier caso exitosa. 
    Lo mismo ocurre en el mundo virtual donde ávidamente nos lanzamos a la busca de amiguitas poniendo como único filtro de partida el lesbianismo de nuestra interlocutora. Y así nos va, nuestras buenas decepciones nos llevamos cuando descubrimos que no tenemos absolutamente nada que compartir con la susodicha y lo que es peor, que estamos seguras de que si fuera hetero jamás nos habríamos parado siquiera a hablar con ella . ¿Por qué caemos en esto tantas veces entonces? Lo sé, no me vais a contestar la pregunta. Y es que  una vez más, pensé que por leer blogs de lesbianas e incluirlos en el mío  propio iba a conseguir ajuntarme con ellas. Lo he vuelto a hacer aaaaggghh. Lo intento though y me empiezo a acostumbrar al "no-comment". Sólo espero no desfallecer en mi camino hacia la popularidad blogueril.
PD: Eso sí, cuando conoces a una lesbiana que se convierte en tu amiga, pareja o amante, sabes que tenías razón al sonreirla, al entrar en aquel chat, al contestar aquel email o al hacerte la encontradiza en el portal. Gracias a ellas, merece la pena tropezar en la misma piedra una y otra vez.